lunes, 17 de mayo de 2010

TRAYECTORIA POÉTICA DE MIGUEL HERNÁNDEZ: LA EVOLUCIÓN DE SU POESÍA.

La evolución de la poesía de Miguel Hernández no es sino una evolución paralela a su madurez psicológica y experimenta un proceso de interiorización de la realidad y de los sentimientos. Toda su poesía está llena de propuestas poéticas y gran variedad tanto en los temas como en el estilo. Podemos diferenciar cuatro etapas sus obras más importantes.

La primera etapa, comprendida entre los años 1910 y 1934, dedicada a la descripción del mundo externo, la naturaleza como vivencia y objeto de observación. (falta un verbo en forma personal)Su primer poemario publicado fue Perito en lunas (1932), inspirado en la obra de Góngora. En él Hernández pretende la perfección del artista combinando la metáfora culta con el humor e ingenio de las adivinanzas de tradición popular. La mayoría de poemas se caracterizan por el simbolismo sensual. Destacan la pasión por la naturaleza, la cultura y lo sexual de un jovencísimo Miguel Hernández.
El símbolo más utilizado en esta primera etapa es la luna, valor máximo como lenguaje de la naturaleza. El poeta se define como “experto” (perito) en lunas, tanto en su acepción natural, pues el poeta había contemplado la luna por su oficio de pastor, como artística, ya que todos los objetos de su alrededor los refleja con metáforas utilizando este símbolo. En contextos amorosos, se asocia a la luna con los ojos (“luna lluviosa” significa llanto); en Perito en lunas se le da el valor de centro de su universo y retrata objetos cotidianos, como en el poema “Toro”:
¡A la gloria, a la gloria toreadores!
La hora es de mi luna menos cuarto.


La segunda etapa está marcada por la publicación de El rayo que no cesa (1935). Es una etapa de encuentro con los otros, los amigos y el amor, pues como dice el verso que reutilizó Hernández del poeta murciano Federico Balart: “Juventud sin amores no es juventud”. Esta obra es un conjunto de poemas y sonetos amorosos en los que la queja del enamorado se debe a la inaccesibilidad de la amada, es decir, la queja del enamorado por no poder gozar carnalmente de su amor. Se centra en las relaciones amorosas y sucesivas con tres mujeres. Su novia y más tarde esposa, Josefina Manresa, de educación muy estricta y aferrada al catolicismo de su Orihuela natal, lo rechazó en su querencia carnal. Durante su estancia en Madrid mantuvo una aventura erótica e intensa con la pintora Maruja Mallo, quien lo despreció inesperadamente tras su detención en 1936. Por último, María Cegarra, amor platónico no correspondido.

En 1935 Miguel Hernández experimenta un cambio ideológico y estético, un cambio en su actitud cívico-social. Abandona su ideología religiosa y se centra en la defensa del proletariado y las clases sociales más desfavorecidas. Con este giro inicia la tercera etapa, la poesía de guerra (1936-1938), en la que destaca tanto su dedicación a la poesía como su participación en diferentes frentes del bando republicano. Se le conoció como el poeta-soldado. Las dos obras principales de este período son Viento del pueblo (1937) y El hombre acecha (1937-1939). El primero, una publicación de romances con un idioma llano y popular pero sin renunciar a las calidades poéticas. Con estos poemas llenos de optimismo pretendía el escritor insuflar ánimos a los combatientes republicanos. Aquí aparece con claridad el tránsito del yo de la poesía intimista de El rayo que no cesa al nosotros global de una poesía de carácter social, en la que las angustias del poeta se identifican con las de todos los hombres.


Vientos del pueblo me llevan,
vientos del pueblo me arrastran,
me esparcen el corazón y me aventan la garganta.

si me muero, que me muera
con la cabeza muy alta.
Muerto y veinte veces muerto,
la boca contra la grama,
tendré apretados los dientes
y decidida la barba.
Cantando espero a la muerte,
que hay ruiseñores que cantan
encima de los fusiles
y en medio de las batallas.


Un año después, la vena optimista de Viento del pueblo es sustituida por el derrotismo y la sensación de que el hombre es una amenaza para el hombre, se ha animalizado (“homo homini lupus”). Esta obra está impregnada de dolor y de ira y con ella se marca el modelo de la lírica española de posguerra. Emplea a menudo el símbolo del vientre materno y lo identifica con los hombres, la naturaleza y el cosmos. Busca en su mujer y la descendencia un nuevo brote, pues el hijo representa al futuro con esperanza.

Se ha retirado el campo
al ver abalanzarse
crispadamente al hombre.

¡Qué abismo entre el olivo
y el hombre se descubre!


Finalmente, a partir de 1938 comienza la cuarta y última etapa, de poesía intimista y carcelaria. El Cancionero y romancero de ausencias , de versos libres en poemas memorizados o escritos en cualquier soporte, hasta en trozos de papel higiénico. Su estado de salud empeoraba y él sabía que esos poemas podían ser el sustento de su familia el día de mañana. Durante los últimos meses de la contienda, fue elaborando una especie de diario con poemas breves de canciones y romances. Esta poesía de un profundo sentimiento, llena de símbolos y referencias a su obra anterior, fue compuesta en su mayor parte durante su estancia en las distintas cárceles por las que pasó el poeta desde el estallido de la guerra. Los temas principales son el amor y las adversidades por la ausencia de justicia, amor y de libertad. En muchos de sus versos se vislumbra la derrota bélica y el sufrimiento de la inmediata posguerra, así como también la oposición entre luz y sombra, lo positivo y el futuro, frente a lo negativo y el pasado. El poeta lucha por salir de la sombra pero demuestra que el hombre es el devenir y muestra la mayor esperanza en poemas como “Eterna sombra”:

Yo que creí que la luz era mía
precipitado en la sombra me veo


La obra de Miguel Hernández, destacada por su alcance social y valor estético, muestra una gran evolución y un proceso de cambio en la mentalidad del poeta que le llevó a situarse entre los poetas españoles mejor considerados. A este hombre de pueblo y del pueblo, por sus orígenes y por su inclinación, le bastó su jovencísima vida para demostrar el intento de superación de su clase social y cultural, gracias a su obra poética y teatral. Sobre todo poética

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